ESPIRITUALIDAD MAB
VENERABLE MIGUEL ANGEL BUILES
Espiritualidad que estará centrada en el conocimiento de su vida con perspectiva netamente misionera, elección divina para la misión a la que estaba destinado y cómo realizó en su vida este único ideal: ser Santo.
“Monseñor Builes, el hombre, el apóstol, el místico”, han sido las fuentes de inspiración del compendio histórico de su vida que sigue siendo estudiada, que presenta una visión lo más clara posible del espíritu misionero universalista de este Obispo Misionero de Colombia. Leer más…
INFANCIA Y JUVENTUD
“LA MONTAÑA” Lugar de encuentro actual con la familia MAB en diversas circunstancias. (galería fotográfica 2009)
Tierras fértiles, paisajes románticos, mangas, cañadas y montañas con abundancia de aguas. Clima frío, pero corazones cálidos de gentes buenas y sencillas, amables y trabajadoras, que diariamente arrancaban a la madre tierra, el para los hijos. En “La Montaña”, la finca de los Gómez, nació Ana María en quien Dios colocó sus ojos, para hacerla madre de un hombre grande: MIGUEL ANGEL BUILES. Pero Don Cosme Gómez y Doña Rosario Peña, como todos los colombianos, sufrían el latigazo de la educación laica obligatoria de aquellos tiempos y no querían que ninguno de los niños de la “Montaña”, se tuvieran que someter a ese régimen ignominioso, y por esto, encomiendan la educación de sus hijos a D. Justino Restrepo y a María Josefa y Petrona Carvajal. En la famosa educación de “la letra con sangre entra” se formó Ana María, lo mismo que sus familiares y demás colonos de “La Montaña”. Vivió en épocas de persecución religiosa, cuando eran precisamente los sacerdotes el blanco de los odios y de las iras de los enemigos. Pero Ana María se constituyó en ángel guardián de los ministros de Dios y de su Iglesia y en su misma casa los refugió y les brindó cuidados maternales, entre otros al Padre Manuel Antonio López de Mesa, más tarde Obispo de Antioquia. Un muchacho santarrosano, Agustín Builes Restrepo, hombre de temperamento recio, dinámico y emprendedor, campesino laborioso y honrado, de Fe profunda, modelo de antioqueño, buscaba también por aquellos contornos, pero no hombres de Iglesia para matarlos, sino a la joven Ana María, mujer de gran carácter, de sentimientos altos y nobles, de disciplina fuerte, de exquisita feminidad, de altas ternuras, pues quería unirse a ella en matrimonio, acto que se cumplió el 27 de noviembre de 1885. Era de esperarse que este hogar diera a la Iglesia y a la Patria óptimos frutos. (continuará) |